martes, 25 de agosto de 2009

SOMBRAS: LA LECHE DE SOYA DISTRIBUIDA PARA EL VASO DE LECHE A NIVEL DISTRITAL NO REUNE EL NUTRIENTE BASICO DE GRASA.

La leche de soya es una bebida elaborada a partir de granos de Soya.
Constituye una alternativa a la leche, especialmente en la dieta vegetariana, pero de ninguna manera puede ser consumida por niños de 0 a 5 años, porque durante los dos primeros años de vida, la grasa debe ser vista también en su función estructural, pues provee los ácidos grasos y el colesterol necesario para formar membranas celulares en todos los órganos. Más aún, órganos importantes como son la retina del ojo y el sistema nervioso central que están constituidos predominantemente por grasas. Gran parte de las grasas necesarias para la formación de estos tejidos está constituida por ácidos grasos esenciales, que no pueden ser sintetizados por el organismo y deben ser aportados por la dieta.
La grasa en la dieta infantil es fundamental para asegurar un buen aporte de energía, ya que provee más calorías que los carbohidratos por ejemplo. Si a un niño de 12 meses se le da una dieta pobre en grasa, se tendrá que darle más cantidad en alimentos sólidos. Es decir, si hay pobreza en grasa se le tendrá que dar en forma diaria un kilo y medio de alimento, si hay grasa en la ingesta, solo medio kilo, es decir tendrá más energía.
Esto es de especial importancia en los niños menores, ya que por la baja capacidad de su estómago no pueden consumir un gran volumen de alimentos. En consecuencia, para lograr una adecuada provisión de energía es necesario proporcionarles una dieta con una densidad energética de al menos 1,0 kcal por gramo. Esto es virtualmente imposible si no se incorpora por lo menos un 30 por ciento de calorías grasas. La leche suple en gran parte esta dificultad.
En el niño mayor de dos años, la grasa continúa siendo de gran importancia en la adecuación del aporte de energía para permitir un buen nivel de actividad física, que es fundamental para el desarrollo mental y social del niño; por lo que el déficit de energía asociado a una dieta pobre en grasa puede limitar la actividad y por ende el desarrollo del niño. La grasa además es necesaria para completar el desarrollo del sistema nervioso. .